Difícilmente podamos recordar una acefalía tan importante como la que vivimos, desde el punto de vista político que solo atina a defenestrar a posibles candidatos que alguna vez supieron vestir la misma camiseta o desviar con ínfulas de gran señor las miradas de aquellos que lloran muertos cada día y en cada esquina, preocupándose de deudas concebida mientras las disputas con el capitalismo nos hace mella en la intersección de los tormentos, y por otro lado la obsecuencia despiadada por parte de sectores que carroñan un puesto de privilegio en la foto con el gobernante de turno, desolando la figura publica de los derechos por lo que tanto pregonan, desoyendo la clemencia del pobre que no tiene agua o un techo, escribiendo la historia con intelectuales que no conocen mas allá de sus narices o quizás con la evolución (desinteresada) de quienes pregonan la justicia misma.
Creo que ha llegado el momento de que paremos en el camino y reconozcamos nuestros errores, pero que también explotemos nuestras virtudes, difícilmente podamos reclamar igualdad si no la damos, quizás en algún momento un alma milagrosa nos perdone cuando veamos que durante mas de dos siglos de corta pero tumultuosa historia nos encontramos mezclados en este merengue de dudoso final y podamos sacar nuestras narices del plato para ver que no solo de historias y vagas hazañas se nutre un pueblo, sino también de la esperanza que se renueva cada día al abrir los ojos y caminar hacia el trabajo o hacia el colegio.
Un país no sale de sus ataduras si primero no puede sacar las vendas de sus ojos, porque aunque conozca al enemigo va a seguir recibiendo golpes arteros, no puede progresar sino rememora el pasado y trae viejos fantasmas como si fueran los verdaderos héroes un país no puede resurgir de las cenizas si no visualiza un futuro, no vive con planes que son paliativos y no fuentes de trabajo genuinas, un país no aprende si no se respeta los valores, un país no justifica la mediocridad, un país no vive si TODOS sus habitantes no comen ni duermen, ni se educan.
No quiero un país donde sus estrofas sean del viejo DISCEPOLIN: